lunes, 4 de diciembre de 2006

Primera lección: ¿te han jodido? Tú puedes hacerlo mejor

Que quede claro que todo lo de esta página es subjetivo, no quiere decir que aplicado en otra persona que no sea yo funcione.
El amor.
¿Qué bonito es, verdad? Las mariposas en el estómago (ésto no siempre va ligado al enamoramiento, puede ser gastroenteritis), la sonrisa tonta, el estar ausente... ¡Oh, es tan bonito y tan hermoso todo!
Hasta que se acaba. Y comienzas a pensar que el que hasta hacía dos días era estupendo, ahora es un completo cerdo, antes eras la mujer más feliz del planeta y tras oir el típico "estoy agobiado/confundido" o "no eres tú, soy yo, no te puedo dar lo que mereces" eres la más desgraciada. Primero lo culpas a él, y al poco tiempo (un par de días, o una semana, depende del grado de orgullo de la sujeta), empiezas a creer que realmente la culpable eres tú. Una auténtica cabrona no sigue este paso. En su cabeza solo existe una palabra: venganza.
A mí me ha pasado algo así. No es la primera vez, ni será la última. Pero eso sí, el mismo ya no volverá a repetir.
He estado un día decaída, pero en seguida el funcionamiento cabrón se ha puesto en marcha y tengo mi revancha pensada. Prefiero no adelantar todavía lo que voy a hacer, más que nada porque internet es muy pequeño y se puede ir al traste todo. Os prometo que conforme vaya actuando os lo contaré todo. Simplemente apuntar que algunos hombres (y también muchas mujeres) se creen más listos por el hecho de hablar más, y en el fondo tienen los instintos primarios más a flor de piel que un chimpancé. He dicho.
Un saludo y deseadme suerte.

sábado, 2 de diciembre de 2006

Primer día

Todos os preguntaréis a que se debe el título de este blog. La respuesta es sencilla: estoy harta de que todo el mundo se aproveche de mí y me putee, simplemente por el hecho de ser buena (o tonta, según se mire), así que he decidido ser la hija de madre más grande que se haya visto jamás. Y es que hay un dicho que tiene mucha razón: las buenas van al cielo, pero las malas a todos lados.
Aunque lo neguéis, todas llevamos un gran cabrona dentro. Es esa que sale cuando nos reimos con una amiga del novio que se ha echado nuestra compañera de trabajo, o de los pantalones que le quedan tan sumamente mal a otra. No seamos hipócritas, porque todas lo hemos hecho. Lo mío realmente va por otro lado. Sencillamente estoy colapsada de que mis amigos me dejen tirada por ligues, que me enamore de cerdos inmaduros, que mi madre me trate como si tuviese 6 años... Pero os prometo que a partir de hoy todo esto cambiará. Mejor dicho, me lo prometo a mí misma. Y a quien no le guste... me importa un pomelo a quien no le guste, la verdad.
Gracias a Elizabeth Hilts por ese maravilloso libro titulado "Manual de una perfecta cabrona", que seguro nos ha abierto los ojos a más de una. Y gracias también a esos seres con el cromosoma "y", que a base de palos me han hecho llegar a este punto.